Los responsables de las tres patronales del gremio en la isla han realizado una estimación, que concluye que aproximadamente uno de cada cinco personas que aterrizan en el aeropuerto de Palma coge un servicio pirata o en unas condiciones que incumplen la normativa. No se trata únicamente de los vehículos de alquiler con conductor que buscan a clientes en el propio recinto o de los establecimientos hoteleros que ponen a disposición de sus huéspedes coches para sus traslados, sino compañeros del sector, de Palma y la part forana, que van allí pese a que la normativa lo prohíbe.
Lo peor de esta situación es que “la inspección brilla por su ausencia”, explica el presidente de la Federación Independiente del Taxi de Baleares, Biel Moragues. El Govern dispone en la actualidad de cuatro inspectores, que deben controlar al conjunto del transporte balear y que, al no contar con presupuesto para el pago de horas extras, no realizan controles durante las tardes ni los fines de semana, aseguran los tres representantes del sector. A lo que se añaden los turnos de vacaciones de este personal. Eso supone “barra libre” para los irregulares durante los sábados y los domingos, los días de mayor actividad en Son Sant Joan.
Ampliación del número de inspectores
Ante el malestar mostrado por el sector, el Govern Balear ha decidido destinar un inspector “con horario aleatorio durante los viernes por la tarde, sábados y domingos, desde ahora y hasta septiembre", según anunció desde la conselleria de Agricultura, Medio Ambiente y Territorio.
La medida ha sido acogida con satisfacción por parte de los responsables del taxi. No obstante, Moragues ha pedido que se haga lo mismo con los agentes de la policía local, reforzando su servicio en el recinto aeroportuario con un horario aleatorio.