Ser la primera mujer taxista de Almería ha tenido recompensa para Antonia Camacho. A punto de jubilarse tras 30 años al volante, ATA le ha concedido el premio a la Mejor Trayectoria Profesional. Con este galardón, Camacho, que reconoce haber pasado unos inicios muy complicados, pondrá un broche de oro a su carrera profesional en un sector poco valorado, muy sacrificado y del que ella siempre se ha sentido muy orgullosa.
Al otro lado del teléfono, Antonia Camacho estaba feliz por haber recibido un premio por su trayectoria profesional tras casi 30 años al volante de un taxi. Se le notaba al hablar, cuando su timbre de voz, desbordado de alegría, seguramente dibujaba en su rostro una sonrisa amplia, de esas que no entran en la cara. Sin embargo, cuando se enteró de la noticia lloró. “Lloré porque no me podía creer que me escogieran a mí, una persona humilde que trabaja en un oficio muy poco valorado pero muy sacrificado”, nos dice la protagonista de esta historia, que asegura que este galardón es una inyección de optimismo tras una vida muy difícil.
A punto de jubilarse, Antonia recibirá en el mes de noviembre el Premio ATA a la Mejor Trayectoria Profesional. Ella, que fue pionera en el taxi de Almería en el año 1987. Que en 1988 se compró su primera licencia y que, desde entonces, conduce con mucho cariño por las calles de su ciudad. “Este es un reconocimiento a todas las mujeres que trabajamos en oficios que antes se consideraban de hombres”, nos cuenta todavía incrédula porque alguien se hubiera fijado en ella, “una mujer humilde”, que, asegura, lo único que ha hecho ha sido trabajar en una profesión que le encanta.
En enero le pondrá punto y final a su carrera profesional, tras haber cumplido 65 años en agosto. En noviembre le pondrá un broche de oro a su trayectoria como taxista, una historia que tal y como recuerda Antonia tuvo unos inicios “muy difíciles”. Tan “horrorosos”, como ella misma califica, que no fueron pocas las mañanas que se levantaba preguntándose a sí misma por qué había elegido este trabajo y con quién le tocaría lidiar ese día.
Antonia llegó al taxi tras haber trabajado en los hoteles de Almería, “donde te revientan vivo con jornadas interminables”. Su entonces marido trabajaba ya en el taxi y Antonia pensó en sacarse el carné de conducir, “me daba mucho miedo el coche porque perdí un hermano en un accidente de tráfico”, y trabajar en el taxi. Y a pesar de esta circunstancia, Antonia se convirtió en la primera taxista de Almería. Un trabajo que ha desempeñado desde entonces y que rememora cuando le preguntamos por la situación que se encontró al incorporarse a un sector que en aquella época era principalmente masculino.
“En su momento cuando entré a trabajar fue todo muy difícil, hace 30 años el taxi poco tiene que ver con cómo son ahora las cosas, y más en un sector como este”, rememora desde Almería, en la misma parada en la que tantas veces ha esperado clientes. “Era un mundo muy machista y aunque a día de hoy todavía queda algo de eso, he aprendido con el tiempo a no hacerle caso a ese tipo de comentarios”.
Entre clientes y compañeros el machismo estaba muy presente y si bien cree que el sector ha cambiado en estos 30 años, “ahora hay mucho respeto entre los compañeros y los menos abiertos al cambio ya no están”, siempre hay comentarios que ella prefiere no escuchar.
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