“De conocer antes el taxi, me habría ido de mi empresa más rápido”
El tiempo pasa, y pasa rápido, o esa es la sensación que siempre nos queda cuando echamos la vista atrás. Pero en realidad son muchas cosas las que nos ocurren. ¿Te has hecho esa pregunta? ¿Dónde estabas hace ahora diez años? Probablemente te encontrases en una situación similar a la de nuestros siguientes protagonistas. Hace ahora diez años empezaron con todas las dudas del mundo un curso para acceder a la profesión de taxistas. Hoy, una década después, son expertos taxistas, titulares de licencia, que agradecen la oportunidad que se dieron a si mismos y que les dio el propio taxi para conformar su vida.
El grupo total era de diez personas, y cinco de ellas decidieron juntarse una década después, en el mismo lugar donde aprendieron los primeros pasos de la profesión junto a su profesor de entonces, Héctor García, con el que aún hoy mantienen una gran relación. Desde La Gaceta del Taxi quisimos participar en este encuentro para celebrar su décimo aniversario en el sector, y que puede servir de motivación para muchos jóvenes que están empezando hoy en día para que vean que, con trabajo, el taxi proporciona un futuro de garantías.
Dos de los compañeros que estudiaron con nuestros protagonistas ya no están en España, pero Chema, Jorge, Francisco Javier, Diego y Daniel se preguntan por cómo les irá hoy. Debaten sobre fechas y comparten los recuerdos que se les vienen a la mente al volver al aula donde conocieron por primera vez lo difícil, y a la vez que inquietante, puede ser el mundo del taxista. A lo largo de esta década, estos compañeros han mantenido el contacto. Coinciden en que durante el tiempo que duró el curso hicieron muy buena piña y crearon un importante vínculo de amistad. Han sido frecuentes los encuentros, las comidas, las celebraciones navideñas. La vida, poco a poco a cada uno les ha ido marcando su camino, pero una vez juntos de nuevo en esa clase, han vuelto a reírse y compartir como si no hubiese pasado el tiempo.
Las ventajas de ser taxista
“Estoy muy contento, me encanta la libertad que ofrece el taxi. Es cierto que hay que trabajar, nadie regala nada y cuando tienes que comprar la licencia cuesta todo mucho más. Pero la libertad que te da el taxi para mi significa mucho”. Son palabras de Chema Vázquez, uno de los integrantes de este grupo de taxistas y que sirvió para abrir la conversación.
La empresa para la que trabajaba Jorge Cabrera quebró hace ahora más de diez años y reconoce que uno de los motivos por los que se decidió por acceder al taxi fue la logística familiar: los horarios. “Si hubiese descubierto con anterioridad al taxi me habría ido de mi empresa antes de que quebrase. Si tienes familia, el taxi viene muy bien porque da mucha disponibilidad y es un trabajo que me gusta”, explica.
Para Diego Sánchez el taxi vino también un poco de rebote, no lo tenía en mente, pero el factor familiar resultó determinante para entrar en el sector. “La familia lleva toda la vida en el taxi y eso lo he ido viviendo. No tenía muchas opciones en un momento dado, saqué la cartilla y no me arrepiento. A día de hoy trabajo con el taxi y estoy muy contento”, asegura.
El caso de Francisco Javier Martín también responde a un cambio de rumbo laboral. Trabajaba como transportista conduciendo un camión. 18 años de autónomo que le fueron, como él mismo reconoce, “quemando y acabando con su paciencia”. “Un día mi cerebro dijo basta, decidí sacarme la cartilla y ahora cada vez que tengo un día malo esbozo una sonrisa, porque pienso que un día malo aquí era uno de los mejores de aquel entonces”, reconoce con algo de emoción.
A Daniel González el hecho de contar con un padre taxista le marcó definitivamente en su decisión de acceder a la profesión. “Trabajaba para Iberdrola como técnico de gas, pero me nació la idea de ser taxista de repente y aquí sigo diez años después”, explica.
El futuro de los jóvenes taxistas
Todos estos casos de trabajadores que ante la falta de oportunidades laborales decidieron lanzarse a la aventura del taxi choca un poco con lo que está pasando en la actualidad en algunos lugares de España, donde la falta de conductores para seguir en la profesión es evidente. No sucede en Madrid, no obstante, tal y como reconoce Héctor García, quien también, después de diez años, sigue impartiendo cursos y sacando jóvenes taxistas hacia delante.
“La gente que se quiera meter en el taxi debe tener claro que hay que dedicarle horas. La jornada más normal es de 12 horas y cuando vienes de una oficina donde se emplea menos tiempo al principio puede costar. Eso debes valorarlo, al igual que la competencia ilegal que sufres con las VTC”, afirma Chema, que recuerda cuando estaban en el curso de formación que ya se empezaba a hablar de este asunto de las VTC.
Preguntados sobre cómo recibieron el estallido de la polémica con las VTC, algo que les pilló como quien dice, empezando en el taxi, reconocen todos que si que lo vivieron con inquietud. “Al principio lo vivimos con resignación. Fue después de la huelga de 2019, la vuelta después de los 16 días que estuvimos parados, cuando la gente poco a poco volvió a confiar en nosotros y eso me dejó más tranquilo. Al final, dando un buen servicio no nos tienen que hacer daño”, analiza Fco. Javier.
En esos primeros años, los taxistas recuerdan lo difícil que es pasar de la teoría a la práctica y hay una norma no escrita dentro del sector y es que ningún taxista olvida su primer servicio. “Todos los taxistas del mundo tienen grabado a fuego su primer servicio y recuerdan perfectamente su primer día”, indica Héctor, el profesor de los profesionales.
“Héctor nos enseña, pero luego verdaderamente cuando aprendes es cuando sales solo y te sientes que no sabes nada y estás perdido. No es como ir con tu coche, vas con un taxi y debes hacer el mejor recorrido para el cliente. Te quedas asustado con miedo a meter la pata y cuando te paran por primera vez debes respirar hondo y saber afrontarlo”, afirma Chema, compartiendo como fue su primera experiencia junto al resto de sus compañeros.
Ninguno olvida como fue su primera carrera. Para uno fue un aeropuerto tranquilo, para otro fue ir a un hotel y todos comparten su anécdota y coinciden en que la experiencia la vas adquiriendo poco a poco. “Los compañeros te van ayudando, te van indicando y te ayudan a ganar picardía para moverte por la calle”, explica Daniel. Ahora el conocimiento de las calles no es tan crucial como antiguamente gracias a los aparatos GPS. “Mi padre que ha sido taxista toda la vida se sabe todos los puntos clave de la ciudad de memoria. Era otro taxi”, insiste.
La necesidad de formarte previamente
No obstante, la formación que reciben los taxistas es crucial y evita situaciones como las que se ven en la competencia, donde como todos coinciden “mires por donde mires tienen los coches reventados”. “Están mirando el móvil constantemente y es un problema grave de conducción”, afirma Jorge. “Yo llevo diez años en el taxi y considero que no sé ni la mitad, imagina los conductores de VTC que trabajan tres meses y se van”, admite Fco. Javier.
“No conocía Madrid y si no es por el curso no apruebo en diez años, el curso es fundamental”, sostiene Jorge. “Es fundamental como te explican la ciudad, no es lo mismo hacerlo por tu cuenta a que te ayuden a tener un esquema en la cabeza”, afirma Fco. Javier. Todos admiten que pusieron en su casa el mismo plano que Héctor tiene en su aula y con el que explica y enseña a los estudiantes a hacerse una idea en la cabeza de la circulación de Madrid. “El curso ayuda muchísimo. Yo era un chaval de un barrio de Madrid que se creía que se conocía la ciudad por haber ido cuatro veces al centro. Con el curso te imparten una lógica y es fundamental para aprobar”, insiste Diego.
Uno de los momentos más críticos que aseguran haber pasado fue con la pandemia del coronavirus. “Fue un momento muy crítico. En ese momento estaba pagando la licencia y había meses en los que los ingresos brutos eran de 800 euros y pagaba de letra 1.300. Me impactaba mucho trabajar por Madrid y verlo absolutamente vacío”, indica Chema.
Algunos trabajaron y otros, sin embargo, se quedaron en casa. Fco. Javier sí que afirma que salía a trabajar. “Me iba la puerta del hospital y permanecía ahí un par de horas y luego ya me iba. Al menos me despejaba. De hecho, a la vuelta, me cronometraba por la Gran Vía para ver el tiempo que tardaba. Desde Plaza España en dos minutos la atravesabas y me cronometraba”, confiesa entre risas de sus compañeros.
De esos momentos tan duros a los que viven ahora en los que reconocen, está bien el trabajo, aunque “sin las VTC ingresaríamos mucho más”. “No daríamos abasto”, explican, aunque con el cambio en el reglamento y las 24 horas “habrá que ver en los próximos meses”.
Los jóvenes y las nuevas formas de moverse
Uno de los factores que pueden influir en un mejor momento de trabajo para los taxistas es el cambio en el paradigma de la movilidad. Este grupo de taxistas coincide en que ha cambiado, restringiendo cada vez más el uso del coche privado y limitándose el acceso al centro de la ciudad.
“La movilidad ha cambiado. Los más jóvenes no se sacan el carnet. El coche privado se está viniendo a menos y además los jóvenes han cambiado su forma de moverse. Ya no se limitan a coger el coche, es más, directamente ni se sacan el carnet. Apuestan por otros modos como la bicicleta, el patinete, y también el taxi”, afirma Jorge. “El transporte público ha mejorado mucho también”, apunta Daniel y Fco. Javier señala que “el mito de que el taxi es un servicio de lujo ha cambiado. La gente piensa que puede atravesar Madrid por 12 euros y se olvida de mover su coche. Aunque es verdad que nosotros tenemos la manía de movernos en taxi a todos lados”, bromea, despertando la risa de sus compañeros.
Para Diego, eso sí, las nuevas formas de movilidad suponen también mayor peligro. “Por mucho que se empeñen Madrid todavía no es una ciudad adecuada ni por infraestructuras ni por mentalidad para el uso de la bicicleta por el centro”. En esto coincide también Chema, que reconoce que sus maniobras más complicadas han sido con estos nuevos vehículos de movilidad personal.
Pese a estos pequeños inconvenientes propios del día a día, todos agradecen la importancia que ha tenido el taxi en sus vidas. “Nos cambió la vida”. Recuerdan con alegría la buena “piña que hicieron” y que incluso los llevó a participar en un casting para el programa de televisión Boom, al cual les apuntó su profesor. “Teníamos hasta un grito de guerra”.
Y entre recuerdos, anécdotas, y las historias contadas por Daniel, que no tiene miedo a hacer humor de sus equivocaciones provocando la risa de sus compañeros, también destaca la figura del “orgulloso” profesor de estos taxistas. “Siempre digo una cosa y es que ser taxista es la segunda mejor profesión del mundo. La primera es ser profesor de taxistas. Es la verdad. Estoy encantado y orgulloso. Hemos tenido una relación muy buena durante estos años. Y me llena de orgullo que estén sentados aquí diez años después, titulares de sus licencias, estupendos profesionales, que han sido capaces de salir adelante con el taxi y crecer junto a sus familias”, señala un profesor de un grupo humano que, como era habitual entonces, diez años después, celebran el hecho de poder estar juntos y no desaprovechan la ocasión para ir a tomar un vino y seguir recordando momentos. Unos momentos felices proporcionados gracias al taxi.
Javier Izquierdo