Taxistas defienden al sector ante las injustas críticas en verano
Año a año, la demanda de servicio de taxi durante los meses de verano se incrementa en las zonas más turísticas de nuestro país. El porcentaje de trayectos se dispara durante la temporada alta y este incremento salvaje de usuarios pone en tensión al colectivo que, en muchos municipios, incrementa temporalmente su flota para poder atender a tantas personas.
Con el aumento tan concentrado de la demanda, por desgracia, también se incrementan las quejas de los usuarios. En distintos medios de comunicación de carácter local o regional se ha observado a lo largo de estos meses esas quejas de usuarios -e incluso columnistas- que piden más y más taxis como si el volumen fuese la única solución para todo esto.
Pero el análisis debe hacerse en primer lugar de una manera más profunda, para luego adentrarnos en los problemas que puede o no tener el taxi durante las temporadas altas de turismo. En primer lugar, hay que tener en cuenta la tendencia de turismo al alza que se está viviendo especialmente en nuestro país tras la pandemia. Una vez pasaron los momentos más duros del coronavirus, las principales zonas turísticas de nuestro país han incrementado considerablemente su afluencia, y otras que no lo eran tanto, están viendo como durante los últimos años se llenan de visitantes.
Tanto es así que ha vuelto a nuestras vidas una palabra como la “turismofobia”, principalmente de lugareños de estas zonas turísticas que protestan contra la llegada masiva de personas, de forma intensa y concentrada, en un muy corto espacio de tiempo.
La turismofobia entra en el debate
Organizaciones de autónomos como la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), tuvieron que reaccionar y pedir que se acabase con esa tendencia de “turismofobia” que, como bien explicaron, se había intensificado, generando rechazo y estigma hacia el turismo, atribuyéndole situaciones que poco tienen que ver con la presencia del turista en España.
Para UPTA, el problema está más relacionado con “la incapacidad de determinados gobiernos locales para gestionar eficientemente el turismo y los espacios dedicados al mismo en España”, que la llegada masiva de personas sobre un determinado territorio. “El turismo es el principal motor económico de nuestro país y el que más beneficios económicos genera a las pequeñas actividades económicas”, aseguran desde UPTA, que señalan que uno de los principales problemas son las viviendas vacacionales, que son “el verdadero causante del estallido social producido”.
Según datos del INE, más de nueve millones de turistas visitaron nuestro país durante el primer semestre del año, gastando una media de 1.329 euros en su viaje. Se calcula que este año la industria del turismo va a generar más de 200.000 millones de euros a la economía del país, con una contribución del 13,4% sobre el total de la economía del país.
A favor o no de la llegada masiva de turistas, la realidad es que uno de los sectores que más se beneficia -y sufre en cierto modo- la multitud de personas que llega a un destino vacacional es el sector del taxi. En zonas del litoral mediterráneo, o en las Islas Baleares, es muy común que el colectivo amplíe temporalmente su oferta para poder atender la demanda. Pero aún así las quejas no se evitan y la gente cuando se acuerda del taxi lo hace para disponer de él de forma inmediata.
El taxi no es responsable de los problemas de otros
Pero vayamos a una situación concreta que curiosamente no se vivió en el Mediterráneo, sino al norte de España durante la Semana Grande de Bilbao. Esos días se intensificaron las críticas por parte de los usuarios por la falta de taxis, pero en esta ocasión el sector no tardó en defenderse, y desvió las miradas hacia la administración dejando clara una cosa: el taxi no puede vivir de los servicios que hace cuando se estropean alternativas como el Metro o los autobuses.
Borja Musons, presidente de la Federación Vasca del Taxi, concedió una entrevista a Radio Popular al hilo de las críticas, y en la misma defendió que el taxi está “diseñado para trabajar con el resto de transportes públicos funcionando”. El representante de los taxistas lamentó que los usuarios se quejasen del taxi en momentos de alta demanda cuando el colectivo no redujo su calidad de servicio, y sí que lo hicieron otros transportes que fallaron y son con los que habría de haber malestar.
Es decir, como reflexión a estas supuestas quejas hay que aclarar que tanto en el caso de Bilbao como en el de otros lugares de la península, en muchas circunstancias los usuarios demandan un volumen de trayectos que el taxi por si solo no puede acometer ya que, en grandes ciudades, sobre todo, debe estar complementado por otras opciones de transporte público colectivo para garantizar la movilidad de todos.
El representante de los taxistas vascos, no obstante, aseguró que la flota se había incrementado, y señaló de nuevo a la administración. Si quieren taxis deben ayudar a los profesionales que algunos se están enfrentando a problemas como el de los precios de los seguros que está provocando que algunas aseguradoras “les rechacen las solicitudes para asegurar sus taxis”. El presidente de los taxistas llegó a reconocer que hay taxistas que, con el coche y la licencia en regla, no pueden salir a trabajar porque no pueden hacer frente a los altos precios que imponen las aseguradoras.
Escasez de conductores
El patrón que suelen seguir las peticiones de los usuarios con respecto al taxi no está relacionado con la calidad del servicio, sino más bien con el volumen del mismo, como ya hemos explicado. Pero en muchas circunstancias, o en la mayoría, la responsabilidad del número de licencias no corresponde a los taxistas, corresponde a la administración. Y en algunas ocasiones, ni siquiera con la acción de la administración se completan las plazas de conductores.
Esto se escenificó este verano en A Coruña. Ante las quejas de la ciudadanía sobre una supuesta falta de taxis, la principal asociación representativa del sector en el municipio quiso salir al paso dejando claro que lo que realmente falta es mano de obras, no vehículos.
Ricardo Villamisar, presidente de la Asociación local de taxis de A Coruña, en declaraciones recogidas por Cadena Ser, explicó que el principal problema reside en las dificultades que encuentran los taxistas titulares de licencia en cubrir el doble turno con conductores asalariados. “La profesión no les parece atractiva”, lamentó el representante del sector, al tiempo que explicaba que el Concello convoca mensualmente pruebas de acceso al taxi a la que, siendo cierto que acuden pretendientes, luego deciden no quedarse en el taxi.
En la actualidad, A Coruña cuenta con 522 licencias de taxi y en horas punta la demanda es superior a la oferta. Ante esta circunstancia, algunos sectores de la ciudadanía apuntan a la falta de vehículos, pero desde el colectivo tienen otra perspectiva. No obstante, y a pesar de las quejas, los taxistas sostienen que los tiempos de espera en esos momentos de alta demanda son de “pocos minutos”.
Más exámenes, más conductores
La situación de falta de conductores también se está viviendo y se puede complicar todavía más en otro punto de España. En Elche, la Asociación de Empresarios de Auto Taxi lo que demanda es que de una vez por todas se celebren pruebas de capacitación profesional para el acceso al sector del taxi y, de esta forma, poder disponer de nuevos conductores. El taxi ilicitano va a contar en breve con 24 nuevas licencias con las que se espera hacer frente al incremento de la demanda vivido durante los últimos años, pero para eso necesita de nuevos profesionales.
Los taxistas denuncian que desde el 17 de julio de 2023 no se realiza prueba alguna. De hecho, el pasado 6 de mayo del presente año se publicaron las bases para la convocatoria de una nueva prueba. Sin embargo, cuatro meses después, todavía no se han realizado esos exámenes. La asociación considera “imprescindibles estas pruebas para la correcta prestación del servicio de taxi”, y denuncian que en otras localidades de la Comunidad Valenciana tienen hasta tres o cuatro pruebas anuales, por lo que Elche “merece al menos dos anuales”.
La citada asociación, con vistas a evitar problemas de falta de oferta de taxi, ya presento antes de la entrada del verano una serie de propuestas de modificación de la Ley del Taxi de la Comunidad Valenciana para poder incluir licencias temporales. Dichas licencias, explica la asociación, trabajarían exclusivamente durante la temporada estival, aumentando el número de taxi para la mejora de la prestación del servicio en el término municipal ilicitano.
Estos son solo unos pocos ejemplos que reflejan que, en muchas ocasiones, la falta de taxis no es un problema que se deba atribuir en absoluto al sector, dispuesto a ampliar la oferta para dar un mejor servicio, pero que se ve frenado por distintas circunstancias administrativas o de mercado para poder llevarlo a cabo. Y eso es algo que se debe explicar también a la ciudadanía./TAMBIÉN ES NOTICIA