Alejandro, Joaquina y Manuel disfrutan de una vida sin sobresaltos desde que en su camino se cruzó Matías Martínez Olmo. Gracias a la solidaridad de este taxista retirado, esta familia no solo pudo dejar la calle después de 6 meses viviendo junto a otras 40 personas, sino que ahora tienen un negocio propio, el bar Los sin techo de Matías, y una vivienda. Y Matías ya se encuentra negociando para ayudar a otra familia a conseguir abrir su propio negocio.
Nacido hace 80 años en el municipio de Júcar del Segura, en Cuenca, Matías ejerció su profesión en Madrid entre 1962 y 2007, año en el que se jubiló. Pero al igual que sucediera en las historias fantásticas del Señor de los anillos, cuando Gandalf volvió envuelto en sus ropajes blancos convirtiéndose en el mago blanco para ayudar a los hombres, Matías siempre se ha mostrado dispuesto a tender su mano a los demás.
Como aquella vez que acudió a la llamada de socorro de una vecina de Hortaleza para atender a su marido por una caída en el hogar. Gracias a los primeros auxilios proporcionados por Matías, que abandonó su taxi en la calle para acudir al domicilio de la señora, el SAMUR llegó a tiempo para recuperar a la persona accidentada. Por eso no es de extrañar que muchos hayan respaldado, entre ellos esta publicación, la petición realizada por el periodista y escritor Javier Leralta, especialista en el taxi, solicitando al Ayuntamiento de Madrid uno de los distintivos honoríficos, Medalla de Plata, que concede el Consistorio.
En palabras de nuestro compañero, “Matías es la Madre Teresa de Calcuta en hombre”. Este nivel de implicación no es habitual de encontrar. Pero Matías, tras estar 45 años al volante de su taxi y al servicio de la ciudad, se ha labrado un presente donde goza de gran simpatía, respeto, admiración y reconocimiento dentro y fuera del sector gracias a sus numerosas obras de caridad y a su ayuda a los colectivos más vulnerables.
Una colaboración que se ha hecho especialmente patente durante la pandemia, meses en los que ha proporcionado no solo ayudas económicas tanto a sus ex compañeros de profesión como a ciudadanos anónimos atravesando difíciles situaciones, sino también repartiendo mascarillas e hidrogel entre los taxistas para que fueran más seguros en sus vehículos. También recientemente colaboró para que Cielo, una bebé de menos de un año, pudiera tener un par de zapatos ortopédicos nuevos tras dejarse los suyos olvidados en un taxi.
Compromiso dentro y fuera del taxi
Sus acciones le han convertido en un ángel de la guarda para muchas personas, entre ellos los hermanos Martín Guerrero, de los que se convirtió en tutor para defenderles en múltiples juicios cuando han querido echarlos de su casa, y les ha buscado trabajo de camareros o ayudantes. Su compromiso con el sector también es muy conocido, y son pocas las protestas en las que no se haya visto a Matías repartiendo comida o bebida gratuita entre sus compañeros y animándoles con su acordeón en los momentos más difíciles.
Nuestra contribución como medio es impulsar la nominación a la Medalla de Plata del Ayuntamiento de Madrid, al considerar que el sector, y el propio Matías en su representación, se merecen este reconocimiento. Desde el equipo de La Gaceta del Taxi animamos a otras entidades y organizaciones del taxi a que cursen la correspondiente petición y que se haga realidad. Motivos hay más que suficientes. /TAMBIÉN ES NOTICIA