El taxi sigue sin responder

Por Olga Lobo, redactora jefe La Gaceta del Taxi

 

En Madrid hay más de 20.000 taxistas, entre titulares y asalariados, según los últimos datos del Ayuntamiento, pero no más de 30 fueron a la conferencia Los retos del taxi en España celebrada el pasado 20 de enero. No es nada nuevo, las asambleas de las propias asociaciones y cooperativas tampoco despiertan excesivo interés y salvo contadas excepciones, es habitual encontrar muy poca asistencia a cualquier acto de este tipo.

 

Sin embargo pensábamos, ilusos, que igual esta ocasión sería diferente. Pocas, muy pocas veces el taxi tiene oportunidad de que expertos en comunicación, política o tecnología, aporten un análisis objetivo de la situación actual del sector a través del estudio de datos. Qué buscan los usuarios, cómo tiene el taxi que vender su marca, dónde reside su principal valor, cómo relacionarse con los nuevos consumidores o qué esperar de las nuevas tecnologías fueron algunos de los temas tratados en tres debates en los que se habló de competitividad, tecnología, imagen y usuarios. También de política y normativa con los legisladores, temas estos tal vez más manidos pero no por ello menos importantes, especialmente porque al acto acudieron representantes de los cuatro principales partidos.  

 

A pesar de que las charlas fueron muy interesantes, muy pocos profesionales decidieron ir. Ya pueden quejarse en las paradas y redes sociales, porque lo que quedó claro el sábado, para los que estábamos de público y también para los ponentes, es que a la gran mayoría del sector no le interesa saber ni lo que piensan los demás del taxi ni mucho menos que vengan a decirles cómo tienen que hacer las cosas en su sector. Ya hace algunos años este medio, que lleva más de dos décadas informando a los profesionales del taxi, tuvo que escuchar que “para escribir del taxi hay que ser taxista”. Y parece que hay quien sigue pensando lo mismo. 

 

También nos sorprendió, aunque algo menos, la falta de representantes del sector entre el público. Había alguno, es cierto, pero no estaban todos. Sabemos que las relaciones entre asociaciones no atraviesan su mejor momento y que existe una fuerte división a nivel local y nacional. Somos conscientes de que una veces fallan unos y otras veces fallan los otros, pero hubiera sido un buen momento para aparcar rencillas y dar un primer paso. Cualquier acto de este tipo, lo convoque quien lo convoque, debería servir de punto de encuentro para el sector. Especialmente cuando una de las cuestiones que más se repitió fue, precisamente, la falta de unidad en el taxi. 

 

Tras cinco horas de charlas, además de aprender algunas cuestiones a tener en cuenta, también quedó claro que el taxi, una vez más, no ha sabido responder. Pide información y ayuda para después mirar hacia otro lado, lo que hace muy difícil que este tipo de encuentros con profesionales vuelvan a repetirse. Esperemos que no sea así y que en un futuro próximo tengamos la oportunidad de volver a escuchar nuevos y diferentes puntos de vista que ayuden a entender hacia dónde va el sector y cómo plantarle cara a los retos que están por venir. Y que, esta vez sí, estén todos los que son.