Casi veinte años después del fallecimiento del director neoyorkino, su legado permanece vivo. No parece exagerado definir a Stanley Kubrick como uno de los grandes cineastas de siempre. Nacido en Nueva York en 1928, pronto empezó a demostrar sus inquietudes por las artes visuales. En sus años de aprendizaje trabajó como fotógrafo para la prestigiosa revista Look y, posteriormente, inició su trayectoria en el mundo del cine.
Las películas de Kubrick pronto se hicieron famosas por sus efectos especiales y por una innovadora composición pictórica que le llevaron, con el paso de los años, a considerarle un genio del séptimo arte. En la exposición que ahora presenta el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, y que permanecerá abierta hasta el 31 de marzo de 2019, los asistentes podrán apreciar esa obsesión por la innovación dentro del cine, un arte en continua evolución durante la segunda mitad del siglo XX.
El cortometraje documental Day of the Fight fue el primer proyecto de cine en el que participó Kubrick y dicho trabajo acabó siendo comprado por la compañía RKO Pictures. Dicha empresa confió en el talento del neoyorkino y decidió adelantarle dinero con el que pudiera financiar su siguiente trabajo, Paths of Glory, una película de carácter antibelicista que todavía hoy en día sigue estando considerada como una de las mejores en dicho género.
Sin embargo, la película con la que Kubrick elevó su carrera y logró colocarse en un lugar de referencia entre los cineastas fue Espartaco. También fue su primer proyecto de presupuesto alto y no lo desaprovechó, puesto que recibió nada menos que cuatro Premios Óscar y el Globo de Oro a mejor película dramática. Tras ese film siguieron la controvertida Lolita y, dos años después, Dr. Strangelove.
Es en 1968 cuando los expertos sitúan el momento culmen de la carrera cineasta del director neoyorkino. Ese año se estrenó 2001: Una odisea en el espacio. Con esta película, considerada una de las mejores de la historia dentro del género de ficción, Kubrick ganó su único Óscar a título personal por el diseño de los efectos especiales. Posteriormente dirigiría La naranja mecánica, una de sus cintas más polémicas, sobre todo por el alto nivel de censura. El largometraje causó una importante tensión en varios países e incluso el director tuvo que pedir a Warner Bros que la retirara de Reino Unido.
Tras esos momentos duros para el Kubrick llegarían otros más agradables como cuando dirigió El resplandor, basada en una novela de Stephen King y con Jack Nicholson como protagonista principal. En 1987 dirigió la exitosa Chaqueta Metálica y su último film antes de su fallecimiento en Reino Unido en 1999 fue Eyes Wide Shut.
Un repaso al arte de Kubrick
Todas estas películas y otros trabajos que completan su obra están representados en la exposición que presenta el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. La muestra es un recorrido cronológico por la obra de este genio del cine.
Son más de seiscientos ítems con los que cuenta la exposición entre imágenes en movimiento, objetos y material procedentes de los archivos personales del director y la correspondencia privada que mantenía con los grandes trabajadores del cine de las distintas épocas.
Toda la carrera del director está documentada, desde los inicios en corto documentales hasta su última película que se estrenó en 1999. Los seguidores del cineasta podrán encontrar piezas icónicas, utilería y vestuario original de sus doce películas, como por ejemplo el Niño de las Estrellas o el disfraz de hombre mono de 2001: Una odisea en el espacio; o los icónicos vestidos de las hermanas gemelas y el hacha de Jack Torrance de El Resplandor; así como el casco con el lema “Born to kill” de La Chaqueta Metálica.
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