Con 40 años y también apicultora, es la primera mujer en este país profundamente conservador que tiene el valor de ponerse al frente de un taxi. Gana entre 7 y 15 euros diarios y ahora está enseñando el oficio a otras 15 mujeres.
Tras dos años ejerciendo de taxista, hace balance a la cadena de
televión Tolo News de su trabajo. Asegura sentirse profundamente orgullosa de lo que hace porque, sostiene, “estoy sirviendo a mi Afganistán, a mi pueblo. Las mujeres, principalmente, se sienten muy cómodas viajando en mi coche", explica, antes de incidir en que si hubiera más mujeres taxistas, “utilizar un servicio de este tipo sería más seguro para ellas”.
Durante este tiempo también ha recibido amenaza de varios pasajeros varones, que le dicen que si continúa conduciendo la matarán. Ella intenta que no le afecten estos comentarios y les “habla de los derechos de las mujeres”.