Un hombre de nacionalidad noruega que estaba en Copenhague pasando la noche de fin de año, decidió volver a su casa después de la fiesta y regresar a su Oslo natal en taxi, en lugar de quedarse a dormir en la capital danesa.
Lo curioso es que, además de la distancia de más de 600 kilómetros que separa Copenhague de Oslo, para llegar en taxi a su casa tenía que atravesar tres países: Dinamarca, Suecia y la propia Noruega.
Según explicó la BBC, el cliente, en claro estado de embriaguez, se negó a pagar la carrera al taxista tras más de siete horas de viaje. El hombre salió del vehículo y se metió en su casa sin pagar las 18.000 coronas noruegas (1.842 euros) que valía la carrera.
El taxista, que además se había quedado sin batería en el vehículo, tuvo que llamar a la policía que acudió al hogar del cliente y le despertó. Finalmente pagó al taxista, quién pudo regresar a Dinamarca gracias a un vehículo de asistencia que le fue a recoger.