Un atraco fue la historia elegida por Óscar Gómez para realizar un corto inspirado en su trabajo en el taxi, “Último servicio”. Si bien cambió algunos detalles de la historia “para hacerla más cinematográfica”, lo cierto es que el resultado no deja indiferente a nadie y transmite a la perfección que la vida te puede cambiar en apenas un minuto.
Aunque este es su quinto corto y el primero, “El amor es cosa de dos”, sigue siendo su favorito, Gómez admite haber mejorado en la ejecución pero sostiene que le queda mucho camino por delante. Por eso aprovecha cualquier momento de descanso en su taxi para crear guiones a los que espera poner imagen en no demasiado tiempo.
Después de cuatro años al volante, solo ha tenido una mala experiencia, pero no dudó en instalar una mampara para trabajar “más seguro”. Eso sí, tal y como explica en esta entrevista, trabaja más tenso que antes, con temor a que se vuelva a repetir.
Gaceta del Taxi.- El corto está basado en una experiencia propia, ¿cuánto hay de ficción y cuánto de realidad en el corto?
Óscar Gómez.- Me atracaron hace un año, pero la historia no termina igual. En la realidad, por ejemplo, terminé persiguiendo al ladrón, pero en la ficción es muy arriesgado grabar una persecución de esas características, además de que quería algo que impactara más al espectador.
En mi caso, eran las 2 de la mañana, me ib a casa ya y circulaba por la calle Arturo Soria. Allí me paró un joven, que sube, porque en ningún momento me da mala impresión y me va indicando hasta que llegamos al destino. Una vez allí en una calle que no conocía, noté un fuerte golpe en la espalda y como se abalanzaba sobre mi y me sacó un cuchillo. En aquel momento forcejeamos, porque yo en ese momento, no sé por qué, no tuve miedo, aunque terminé dándole el dinero. Le di 60€, y aunque me pidió las llaves del coche me negué. Entonces, como vio que no sacaba nada más, salió del coche.
En ese momento di la vuelta al coche, sin pensar en nada. Salí de nuevo y me encontré con un chico que se parecía mucho, pero tampoco estaba seguro de que era él. Él cruzó, le seguí, él se asustó, y entonces se delató. Echó a correr y se cruzaba de un lado a otro de la calle y casi le atropello. La persecución apenas duró 3 minutos, pero terminé saliendo del coche, que cerré, y eché a correr tras él. Le terminé cogiendo, ya estaba fatigado, creía que ya no llevaba el cuchillo y por eso me encaré a él. Conseguí que me devolviera el dinero y le dejé marchar.
Todo sucedió tan rápido y yo apenas pensaba que ni siquiera denuncié y sé que debería haberlo hecho, porque seguramente eso mismo que me pasó a mi le podría haber pasado a otro compañero, pero en esos momento no pensé en ello.
GT.- Y entonces decidió contar esta historia en un corto, ¿con qué intención?
Ó.G.- Lo que quería transmitir es que la vida te puede cambiar en apenas unos minutos. Y creo que lo he conseguido. Es verdad que en el taxi he escrito muchos guiones, pero nunca había escrito nada que sucediera en un taxi. Pero, al ser una experiencia personal me dije, ¿por qué no? Siempre pensaba que en el taxi te ocurren muchas cosas pero ninguna me motivó tanto como esta. Es más, en un principio pensé en hacer yo de taxista, pero después, al cambiar la historia, decidí que era más oportuno que fuera otro perfil y yo, que sí quería participar en mi corto, decidí hacer de atracador.
GT.- ¿Cuál cree que sería el mecanismo más efectivo para que el taxista se sienta protegido mientras trabaja?
Ó.G.- Desde mi experiencia, lo más eficaz es que no llevemos dinero encima, que se haga el pago mediante transacción electrónica. Es lo único que nos prevendrá de un atraco.
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