Ana María, Araceli, Azucena, Elisabeth, Jessica, Lidia y Nuria. Estas siete mujeres aún no son conscientes de que ya forman parte de la historia del taxi de Madrid y de toda España. Por primera vez desde que se realizan cursos de acceso a la formación de taxistas en la capital, las mujeres son mayoría. Esta circunstancia es solo una muestra más de que el taxi ha dejado de ser un trabajo de hombres y se ha convertido también en una muy buena oportunidad laboral para las mujeres.
Durante este curso de preparación para la cartilla del taxi realizado en la sede de Radio Teléfono Taxi en Madrid durante la última semana de febrero y la primera de marzo, de 13 alumnos aspirantes a taxistas, siete fueron mujeres y seis fueron hombres. Aprovechando que durante este mes se conmemora el Día Internacional de la Mujer, La Gaceta del Taxi acudió a hablar con este grupo de trabajadoras que han visto en el taxi una opción clara de futuro a corto plazo para desempeñar su actividad profesional.
“Los tiempos han cambiado. Ya no hay trabajos de hombres ni de mujeres”, explica Nuria, una de las alumnas, cuando le preguntamos sobre las razones que le han llevado a querer acceder al mundo del taxi.
La flexibilidad para conciliar, punto fuerte del taxi
“A mí me ha influido mucho el hecho de que ya tengo el taxi en casa. Mi marido es taxista y al ser mamá, creo que me viene muy bien por la flexibilidad horaria”, afirma Lidia, que pone sobre la mesa un tema en el que coinciden todas: la flexibilidad que da el taxi para poder conciliar la vida laboral con la familiar es una ventaja.
“No es como ir a trabajar a un centro comercial que te ponen horario partido, por ejemplo”, sostiene Azucena, otra aspirante a taxista, convencida de que la libertad de poder elegir las franjas horarias es una ventaja que tiene el taxi sobre cualquier otro trabajo. “Con el Covid, con tanto paro, debemos buscar una salida porque en una oficina te ofrecen turnos partidos y al final, tienes a tu cargo a los niños y el peso lo soportan las mujeres, digan lo que digan”, insiste.
“Estoy de acuerdo, el horario lo puedes ajustar. En las empresas hoy en día la conciliación familiar sigue siendo muy complicada, y más para las mujeres. A partir de cuarenta años en adelante, como seas madre y tengas hijos, lo tienes muy complicado”, lamenta Jessica, otra de las alumnas del curso.
“Ese es mi caso. Con 55 años no he encontrado otra salida laboral y me he planteado el acceso al taxi como una posible vía para poder tener un trabajo atractivo”, indica Araceli, que está convencida de que el taxi una gran oportunidad de finalizar su vida laboral hasta la jubilación.
Al final, en algo en lo que todas coinciden y así lo recalca Ana María, es que el taxi les aporta, además de flexibilidad, estabilidad en un contexto tan complicado que atravesamos. “Pese a que lo peor parece por fin haber pasado, todavía se viven situaciones que son muy distintas a como era la normalidad que conocíamos hace unos años”, explica Ana María.
“Lo que debemos y queremos hacer es trabajar. Y no entiendo porqué el taxi no puede ser una opción. Estamos perfectamente capacitadas para hacerlo bien”, recalca Elisabeth, coincidiendo en lo aportado por cada una de sus compañeras en esta conversación que mantuvimos posterior a una de las clases.
Todas coinciden, además, en que lo que deben de reunir para acceder al taxi y tener futuro en el sector son ganas de trabajar. “Teniendo ganas de trabajar, el taxi es una opción fiable y buena”, recalcan. Por ese motivo se adentraron en este curso, de dos semanas de duración, en las que adquieren un conocimiento detallado antes de lanzarse en esta aventura profesional.
Héctor García, profesor de las alumnas y los alumnos, reconoce estar encantado con esta circunstancia y poder vivirla en primera persona. “Se va notando el incremento de mujeres que se animan a hacer los cursos con nosotros. Durante los primeros años había una, o incluso en muchos cursos no había ninguna mujer inscrita. Ahora se ha ido incrementando hasta darse este hecho de que son mayoría”, explica un enorgullecido profesor.
Cuando preguntamos a las mujeres por el curso, entre risas, y sin descuidar la presencia de Héctor, reconocen que al principio “sientes algo de miedo a lo desconocido”. “Te pilla todo de nuevas y no sabes por dónde cogerlo”, reconoce Azucena. “Yo no tenía ni idea de nada, desconocía Madrid y me parece una cosa super enorme, pero conforme avanza el curso vamos teniendo todo más claro en la cabeza”, explica Araceli.
Los compañeros de las mujeres, esta vez en minoría, también están encantados con que se de esta circunstancia que demuestra que el taxi, poco a poco, está avanzando. “Ya por suerte lo íbamos notando como usuarios donde cada vez veías más mujeres taxistas”, indica uno de los alumnos, encantado con que la paridad haya llegado al sector.
Cuestionadas por lo más difícil del curso, ninguna duda en señalar que el itinerario es lo que más les cuesta. Es el bloque (de los seis que se compone el examen) más determinante y tal y como explica Héctor García, “a lo que dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo”.
Una vez que aprueben el curso, en las calles convivirán con los vehículos de alquiler con conductor, que a día de hoy en el ámbito urbano realizan servicios similares al taxi. “Consideramos que es muy injusto que ellos no tengan formación, pero se tiene que notar la diferencia a la hora de prestar servicio”, indica Nuria. “Lo injusto es que ellos no hagan nada, nosotras seremos profesionales, estos conductores no”, defiende en este sentido Araceli. “Lo que debemos hacer es concienciar a la gente para que valore que quien le lleva es un profesional, al final recurren a la VTC porque es más barato, pero lo barato sale caro”, sentencia Jessica, ante la mirada aprobatoria del resto de sus compañeras, que aún sin ser conscientes de ellos, ya han pasado a la historia de un sector con tantos años como el del taxi./TAMBIÉN ES NOTICIA
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