“El taxi en Argentina apenas está entrando en el siglo XXI”; con esas palabras define Horacio Pérez, presidente de la Cámara Empresaria de Autotaxi de Buenos Aires (Cametax), la situación en la que se encuentra en estos momentos el sector en la capital argentina.
Y es que la entrada de una feroz competencia ha marcado y ha acelerado el procedimiento de evolución tecnológica del taxi argentino que se encuentra en una guerra judicial a varias bandas desde la entrada en la capital de la aplicación Uber.
Gaceta del Taxi.- Hace un año tuvimos la oportunidad de conocer la situación del taxi en Argentina y el gran problema que suponían las remises (vehículos con chófer) ilegales en Buenos Aires. Este 2016 ha sido muy convulso desde la entrada en el país de la empresa norteamericana Uber, ¿qué pasos se fueron dando para llegar a la situación en la que actualmente se encuentran?
Horacio Pérez.- Se dieron varios procedimientos legales distintos. En un primer lugar, todas las instituciones en la ciudad de Buenos Aires, a través de la justicia, lograron que los jueces no permitieran a las tarjetas de crédito tener convenios con Uber, evitando que los conductores pudieran cobrar. La ciudad de Buenos Aires la verdad que le ha declarado la guerra a Uber, y no sólo los taxistas sino también la clase política. En eso nos han apoyado y no nos podemos quejar.
El problema que nos encontramos es que Uber se ha escudado en la reglamentación nacional, por lo que la ciudad de Buenos Aires no puede hacer que pare la aplicación. En nuestra ciudad no pueden trabajar pero fuera de ella sí. De hecho, también han seguido trabajando de manera ilegal en la ciudad. No trabajan en sí con la gente porque no podrían pagarles, pero sí que lo están haciendo con el turismo porque la justicia puede cortar las tarjetas de crédito de Argentina, pero lo que no puede hacer es que un turista español viaje a Argentina y decirle a los bancos españoles que no paguen. La justicia en Buenos Aires no tiene ese alcance y en cuanto al turismo prácticamente nos han sacado del sector.
Por otro lado, las asociaciones de taxis se han unido y han hecho junto con el Sindicato de Taxis una denuncia penal que la justicia ha entendido que no da lugar. Si bien consideran que lo que está haciendo Uber no está permitido, no es un acto ilegal. Eso se apeló y la apelación también nos ha sido desfavorable, pero el Gobierno ha iniciado otro tipo de acciones legales por evasión impositiva, por uso indebido del espacio público y estamos esperando que esas denuncias tengan resolución.
G.T.- Un problema que está surgiendo en Madrid es que los propios vehículos que desarrollan una actividad propia del taxi, ocupen incluso el espacio reservado a las paradas de taxi, ¿eso está ocurriendo también en Buenos Aires?
H.P.- No, de momento allí no ocurre. Hay una guerra declarada entre lo que somos los taxistas y ellos y se toman las cosas de otra manera. Esas actuaciones generarían hechos de violencia.
G.T.- En otros lugares, este tipo de aplicaciones que hacen la competencia al sector del taxi, han tenido problemas de índole laboral con los conductores, los cuales han sido considerados en ciertos países trabajadores de la empresa y no meros colaboradores, ¿ha sucedido eso en Buenos Aires?
H.P.- Allá están funcionando de manera irregular, por lo tanto, no pagan ningún impuesto. No están habilitados porque se necesita aprobar una habilitación y aparecer en el registro. Ellos a los conductores los llaman partners o asociados, no pagan cargas sociales ni tributan absolutamente nada ante el Fisco. Entendemos que ellos quieren hacer una base de clientes para después con el tiempo, decirles a las instituciones que hagan leyes para ellos ya que tienen una clientela y unos conductores con trabajo y no pueden desaparecer.
G.T.- Además de sus actuaciones judiciales, también han llevado a cabo iniciativas, como por ejemplo con famosos, para informar de los detalles de estas empresas de economía colaborativa…
H.P.- Hacemos esas cosas porque desde Uber lanzan campañas de que solo los taxistas están en contra de Uber en Argentina y eso no es verdad, porque su entrada cambiaría muchas cosas. Hay muchísima gente también de la oposición del Gobierno que entiende que esto va a provocar repercusiones en el trabajo. Para empezar hay 100.000 familias que dependen directa o indirectamente de nuestra actividad.
G.T.- A nivel tecnológico, ¿ha notado una evolución en el taxi de su país?
H.P.- En realidad lo que necesitábamos nosotros era entrar al siglo XXI, y ahora poco a poco estamos lográndolo. Nuestra asociación en el mes de julio firmó un convenio con una empresa que se llama Prisma, que es la representante de Visa en Argentina. Gracias a ese convenio, los taxistas ahora han empezado a cobrar con tarjeta. Eso sí que es un adelanto. También hemos firmado hace poco un convenio con la empresa telefónica Claró, que es del grupo Telmex, y vamos a empezar a partir del 10 de diciembre a ofrecer Wifi gratuito a los pasajeros. El titular del taxi va a pagar un abono mucho más barato del normal para poder dar Wifi a los pasajeros. Intentamos con las tarjetas de crédito adelantarnos a una posible imposición, porque en nuestro país las tarjetas de crédito son muy fuertes y perderíamos el poder de negociación y nos cobrarían lo que quisieran. Si es obligatorio te quitan todo margen de negociación porque te harían pagar lo que ellos quieren.
G.T.- En nuestro país y en muchas partes del mundo, se ha podido ver que una forma de luchar contra la competencia es potenciar las aplicaciones desde el propio sector del taxi, ¿se está adoptando esa estrategia?
H.P.- Tenemos aproximadamente 50 empresas de radiotaxis que todavía están funcionando. De esas 50, hay 35 que son grandes y esas 35 han desarrollado sus propias aplicaciones. Nosotros creemos que esa no es la solución, porque no se puede competir con un monopolio con 35 empresas en un solo país. Entendemos que tiene que haber una única y el Gobierno ha pensado lo mismo y ha desarrollado una aplicación propia que empieza en diciembre a funcionar que se llama TaxiBA.