El pasado lunes 28 de marzo, tras una reunión entre los representantes de los titulares de licencia de taxi de Buenos Aires y los asalariados, allí llamado sindicato de peones del taxi, se acordó decretar el estado de alerta y movilización ante el posible desembarco de Uber.
La empresa californiana ha iniciado recientemente la convocatoria para inscribir conductores en la capital federal de Argentina, pero aún no ha comenzado a ofrecer servicios oficialmente.
Según explican los presidentes de las principales asociaciones de taxistas de Buenos Aires a través de un comunicado, Uber es “una empresa transnacional que pretende la desregulación del transporte público de viajeros, que promueve el trabajo no registrado, la inseguridad vial, la evasión impositiva y el descontrol del servicio”.
Además de la declaración del citado estado de alerta, los taxistas han solicitado una reunión con las autoridades del gobierno nacional y han convocado una manifestación de todo el gremio para el próximo 20 de abril en rechazo a esta empresa y en defensa de miles de puestos de trabajo.
La tensión ante la inminente llegada de Uber a Buenos Aires ya se ha traducido en diversos incidentes con algún que otro grupo de taxistas como, por ejemplo, el enfrentamiento que tuvo lugar este pasado domingo cuando algunos profesionales del taxi se acercaron al Hotel Castelar, lugar donde Uber estaba reclutando conductores.