Ayudas directas, flexibilización en el sistema de homologación y una buena red de carga. Estas son tres de las claves necesarias para avanzar a ritmo hacia una completa electrificación de la flota. Sin embargo, las cifras no acompañan, y los modelos cero emisiones siguen estando por debajo del 1% en las grandes capitales. La falta de una infraestructura de carga, muy alejada de las estimaciones de 300.000 cargadores públicos en 2030, es el principal escollo que encuentran quienes quieren apostar por el eléctrico.
En octubre de 2020, solo 34 taxis madrileños eran cero emisiones según los datos del Ayuntamiento de Madrid. Apenas el 0,22% de una flota de 15.358. En Barcelona las cifras también se quedan por debajo del 1%, aunque sube ligeramente al 0,40%. Con estas cifras pírricas, hablar del futuro eléctrico del taxi suena a utopía, a ciencia ficción o a irrealidad a pesar de entrar dentro de los planes de las grandes capitales. Sí es cierto que el taxi ha hecho un esfuerzo notable para transformarse en un sector ecológico.
En Madrid, el 70% de la flota tiene etiqueta ECO mientras que en Barcelona es el 50%, pero, según apuntan los expertos, hay mucho que hacer. Y es que según datos de ECODES, los conductores de taxi pueden hacer hasta cinco veces más kilómetros que un conductor promedio. Esto es, de media, unos 60.000 km al año frente a los 12.000 de los vehículos privados. No es de extrañar entonces que muchas de las campañas para renovar flotas se orienten precisamente hacia este tipo de conductores profesionales.
Durante los últimos años se han lanzado diferentes convocatorias de ayudas destinadas al sector del taxi para la adquisición de vehículos ecológicos, incluidos los eléctricos, cuyos costes continúan siendo más elevados, a pesar de tener unos costes de mantenimiento muy inferiores a los de combustión interna. Esto sumado a que el valor del “combustible” por kilómetro es mucho menor que los de gasolina o diésel, convierte a los titulares y asalariados del taxi en los principales beneficiados entre los conductores de eléctricos. En palabras de Yoan Lepetit, de la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente, “esta es una situación de win-win para los conductores, los ciudadanos y el planeta”. En su opinión, cuanto antes los taxis sean 100% eléctricos, más pronto los ciudadanos disfrutarán de un aire más limpio, el planeta tendrá menos emisiones y “los conductores ganarán más dinero”.
En cifras, los coches eléctricos de batería de tamaño mediano, tipo Nissan Leaf, son en promedio un 14% más baratos de mantener hoy en día que los diésel equivalentes, si la infraestructura de carga está disponible. El ahorro puede ser mayor (20%) en el caso de los conductores madrileños, según los datos del estudio. En términos monetarios, este ahorro asciende a entre 2.500 a 3.000 euros cada año, que pueden incrementarse si se acogen a los incentivos del Gobierno español al vehículo eléctrico anunciados./ TAMBIÉN ES NOTICIA
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