Toyota Motor Corporation y Uber alcanzaron un acuerdo de colaboración en el campo de los vehículos compartidos a finales del pasado mes de mayo. Esto ha provocado el enfado de los taxistas japoneses, que no entienden como Toyota ha podido adoptar esa estrategia cuando el 80% de los profesionales nipones utilizan coches de esa compañía.
La principal asociación de taxistas de Japón, que representa nada menos que a 200.000 taxis en todo el país, recriminó esta colaboración a Toyota. Desde la empresa fabricante de automóviles se ha intentado tranquilizar al sector del taxi asegurando que esa alianza no provocará efectos en Japón.
Precisamente una de las consecuencias de esta colaboración es un acuerdo de leasing para que los clientes de Toyota puedan arrendar sus vehículos a través de los servicios financieros de la casa y afrontar los pagos con las ganancias que puedan generar como conductores de Uber. Esto ha obligado a que Akoi Toyoda, presidente de la marca, haya tenido que salir a dar explicaciones a los taxistas, con los que se ha disculpado por no notificar el acuerdo con Uber previamente.
Una de las explicaciones que se han dado desde la compañía a los taxistas es que sus grandes competidores, como General Motors o Volskwagen, también han establecido sus alianzas con empresas de transporte de viajeros con vehículos particulares.
Uber, que en su última ronda de financiación de capital se ha valorado en 68 millones de dólares, ha avanzado poco mercantilmente en Japón ya que el país prohíbe el uso de los vehículos particulares para el transporte de pasajeros con ánimo de lucro. Esto limita la actuación de la empresa californiana a actuar con vehículos que tengan licencia.
Sin embargo, la gran preocupación que tienen los taxistas japoneses es el vacío legal que puede existir con respecto a los traslados rurales. No está regulado y, en los pequeños municipios, la empresa podría alcanzar acuerdos de colaboración para poder prestar servicio.
Por último, llama mucho la atención, y así lo recogen medios especializados como Blomberg, lo poco que ha trascendido del acuerdo de colaboración entre Toyota y Uber.