El fin de los motores de combustión a partir de 2035 tendrá, en Europa, algunas excepciones. las de los vehículos que utilicen los e-fuels o carburantes sintéticos. ¿De qué estamos hablando? Pues de combustibles no derivados del petróleo y, que en su fabricación, presentan un balance neutro en CO2. Y lo consiguen siguiendo un proceso industrial completamente diferente del que se aplica en las refinerías clásicas de crudo.
Para ello se separa el oxígeno (O2) y el hidrógeno (H2) que componen el agua mediante electrólisis a temperaturas superiores a 800 ºC. El oxígeno se expulsa a la atmósfera y el hidrógeno verde, el obtenido empleando energía renovable, será el elemento que conservaremos para producir combustibles sintéticos.
Para capturar el dióxido de carbono (CO2) del aire se emplean torres de absorción presentes en algunas refinerías. Estas torres funcionan como una especie de esponja que atrapa el dióxido de carbono, mediante calor que se reutiliza del proceso posterior de convertir el metanol (CH3OH) en gasolina sintética.
Los e-fuels son neutros en CO2
Usando presiones y temperaturas elevadas, así como catalizadores, es posible combinar el hidrógeno y el dióxido de carbono capturado para hacerlos reaccionar entre sí y generar metanol en una planta de producción específica.
A continuación, se vuelve a usar presión, temperatura y catalizadores para transformar ese metanol en gasolina sintética, aunque en este punto el carburante obtenido aún no es apto para los motores de combustión.
Por último, se purifica la mezcla obtenida mediante procesos químicos como la destilación, lo cual deriva en combustible sintético funcional.
Al poseer una base alcohólica, el carburante sintético resultante no emite los mismos contaminantes nocivos que los derivados del petróleo durante su producción, pero no menos importante, tampoco lo hacen durante su combustión en los motores, resultando más inocuo para el medio ambiente.
Sin cambios en coches e infraestructuras
En el caso de la gasolina y el diésel sintético, pueden alimentar motores de combustión interna que apenas requieren, o no requieren directamente, de modificaciones para usar este carburante en lugar de los tradicionales.
Porque una de las grandes ventajas de este carburante es que podría usarse en los motores de combustión de los vehículos, barcos o aviones actuales sin que en principio sea necesario realizar ningún tipo de cambio en ellos. Tampoco en las infraestructuras que los rodean, como depósitos, tubos o gasolineras. es decir, no tienes que cambiar de coche, ni que se realicen inversiones nuevas para poder cargar el depósito.