TTIP. Cuatro letras y una amenaza, la del Tratado Trasatlántico de Inversiones y Comercio. Un acuerdo comercial que se está negociando actualmente en la Comisión Europea de manera opaca, sin informar a los ciudadanos y cuyo contenido se conoce a cuentagotas.
Para quien no haya oído hablar antes de este Tratado, le ponemos en antecedentes. Se trata del mayor acuerdo comercial hasta la historia que ofrecería a las empresas un mercado formado por 800 millones de potenciales consumidores y eliminaría los pocos aranceles económicos que todavía quedan entre Europa y Estados Unidos, además de fomentar el comercio exterior de las Pymes y de un supuesto abaratamiento de ciertos productos gracias al aumento de la competencia.
Sin embargo, en la otra cara de la moneda, diferentes analistas, ONGs y partidos políticos alertan de algunos de los peligros que su aprobación reportaría a la sociedad europea. Entre ellos se estima la pérdida de hasta un millón de empleos, la disminución de los
salarios, la precariedad laboral y una mayor concentración empresarial que, insisten beneficiará principalmente a las grandes multinacionales.
La eurodiputada de Podemos Lola Sánchez explicó, en un encuentro mantenido entre taxistas y políticos, que el TTIP “se nos vende como una mejora, pero no es real. Lo que quieren es expoliar y privatizar los servicios públicos para ponerlos en manos de multinacionales”. Algo que se conseguirían, según argumentó, a través de los denominados Consejos de Cooperación Regulatoria, en los que participaría funcionarios y “partes implicadas”, es decir, empresas. “Sería como la CNMC a nivel nacional, pero a nivel global, y sustituiría al poder legislativo, creándose un gobierno en paralelo”. “Serán ellos quienes permitan o no las normas en función de sus propios intereses, lo que supone un claro ataque al poder legislativo, porque no se legislará en beneficio de los ciudadanos, sino para las empresas”.
Para Tania González, también eurodiputada de la formación morada, hablar de economía colaborativa es hablar de trabajo precario en un sector como es el transporte y va más allá. “Es inmoral que una multinacional gane millones de euros en nuestro país tribute fuera y hable de economía colaborativa” ha señalado. “Eso es lo que supondría el TTIP, una liberalización absoluta, una invasión brutal de empresas como Uber”.
González insistió en que “liberalizar es desregular y desregular es regalar un servicio público, como es el taxi, a un 1%, al poderoso y los servicios que no sean rentables, desaparecerán” y contra esto, han asegurado todos, el taxi debe responder. “No podemos consentir que el pirateo se convierta en algo habitual, porque supondría un riesgo para la sociedad en general” y para evitarlo “el taxi es una punta de lanza en la lucha contra estos tratados y es importante pararlo”
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