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20/05/2015 03:59:04 - Gaceta del Taxi

Año de elecciones, conflicto de intereses


En este año 2015 de elecciones ya siento las palmadas en la espalda por parte de quienes quiere mi voto. Escamado como estoy, no me fío de las ofertas porque mientras con una mano me ofrecen, siento la otra cerca de mi cartera. La política, imposible arte de contentar a todos, se me antoja engaño de trileros, cómo se parece esta palabra a troleros.

 

En los últimos años se han movido mucho las baldosas sobre las que piso, ley Ómnibus, LOTT, ROTT..., las baldosas no se afianzan, se levantan otras a mi alrededor como Uber, Cabify, la ilegal llegada a cero... Y más ánimo y palmaditas, que el trabajo (de otros) crece, que la macroeconomía sube, de eso no entiendo pero debe referirse a las multas que es lo único que sube últimamente.

 

El pasado 23 de abril dentro del Plan Azul+ el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid aprobaba ayudas al taxi por un millón de euros para sustitución de vehículos menos contaminantes. El plan me parece poco ambicioso y pobre: si se sustituyesen en un año mil taxis, la ayuda sería de mil euros por vehículo. Se ayudan a sí mismos que tienen la obligación de reducir la contaminación en las ciudades, y de paso sacan votos e incentivan para que renovemos coches. Otra vez la mano a mi cartera. En fin, son las herramientas de que disponen para cambiar situaciones: ofrecer unos euros para un taxi nuevo que se tornará viejo en unos años y vuelta a empezar. Parece normal que los políticos pretendan introducir coches “ecológicos” en el taxi antes de promoverlos entre los particulares, aunque preferimos coches de solvencia demostrada, nada de experimentos.

 

Renovar ideas y objetivos

La ayuda que necesita el taxi es para un concepto nuevoo al menos para una renovación importante de ideas, principios y objetivos que definan y al mismo tiempo diferencian nuestra actividad: Que es un servicio público, esencial para muchas personas, y por ello debe ser de calidad y económico. Que siempre debe incorporar los métodos y  novedades técnicas necesarias para buscar la máxima eficiencia económica y medioambiental.

 

El problema que tiene el taxi en las grandes ciudades parte de su característica principal: se trata de un Servicio Discrecional, individualizado y de recorridos cortos, y por lo tanto difícil de organizar una distribución óptima que garantice el mejor servicio a menores costes. Donde realmente necesitamos ayuda es en la parte discrecional del servicio que es donde se produce el 40% de coste improductivo, 60% de pérdida de tiempo. Ineficacia que se traslada a la falta de competitividad frente a otros transportes alternativos, cuasi paralelos al taxi, y por supuesto a una tarifa más cara de lo que debería de ser.

 

Hace unos años hice una estimación de ahorro con datos reales del mi taxi, contrastados con algún dato otro compañero, teniendo en cuenta la ocupación kilométrica y la cantidad estimada de turnos de trabajo, sin incluir el factor  de la ocupación de tiempo, que valorado aun sería mucho más dinero. Este ahorro para toda la flota de Madrid, lo estimé en 73 millones de euro/año máximo, y casi imposible de conseguir. Y bastante factible en 40 millones de euros/año, elevando el nivel de ocupación en 20 puntos, es decir, pasando de una hipotética  ocupación del  55% por km al 75%. Como se puede ver hay una diferencia sustancial con el millón de euros de la ayuda ofrecida  por la Comunidad.

 

La ayuda que necesitamos los taxistas es para equipos de comunicación con GPS, programa de gestión, normativas que nos digan qué información de localización y estado debemos emitir para que el resto de la flota tome decisiones coherentes y eficaces para prestar servicio con el menor coste. Ahora mismo el talón de Aquiles del taxi está en la poca e inadecuada inversión del sector en gestión de información de posición y estado de los taxis.

La ayuda que queremos los taxistas es para competir,  para tener más clientes, para revalorizar su tiempo y su vida. También mejorar la nuestra, y asegurar nuestro futuro. Ahora bien, ¿está la administración dispuesta a apoyarnos si perdiesen viajeros de los autobuses, metro y tren, usuarios de los parking…? El gravísimo conflicto de intereses está ahí, siempre ha estado.

 

 










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