Si en el Gran Premio de España fuimos testigos de un hecho sin precedentes en la Fórmula 1, como fue la victoria del jovencísimo piloto neerlandés de Red Bull, Max Verstappen, quién apenas tiene 18 años; en el glamuroso circuito urbano de la ciudad de Mónaco puede confirmarse que la revolución en la parrilla contra el dominio de Mercedes ha comenzado.
No obstante, será difícil, puesto que es casi improbable que los dos pilotos de Mercedes se vuelvan a “enredar “en las primeras curvas y acaben los dos fuera de carrera como sucedió en Barcelona. Y aún será más complicado que tal cosa suceda si se tienen en consideración las “reuniones” mantenidas en las sedes –móviles o fijas- de la escudería de las balas plateadas en los últimos días.
El actual campeón del mundo, Lewis Hamilton necesita ganar sí o sí porque de otra forma el campeonato podría escapársele de forma irremediable. El gran beneficiado de entre los dos pilotos de Mercedes del accidente que tuvieron en Montmeló fue Nico Rosberg, que vio como la distancia que mantiene con el segundo clasificado en el campeonato se mantuvo inamovible con una fecha menos que tachar en el calendario de carreras de la temporada 2016.
Red Bull, ganadora en España, estrenará –al menos Ricciardo- la evolución tan esperada de su motor Renault, que ellos llaman Tag Heuer, y que esperan que les dé el empujón definitivo para pelear regularmente por el podio y las victorias. Montecarlo, teniendo en cuenta su estilo revirado, puede ser una oportunidad única para volver a saborear las mieles del éxito.
La muestra de que es un circuito perfectamente adaptado al monoplaza de Red Bull fue la primera posición que logró ayer el australiano Daniel Ricciardo en los primeros entrenamientos libres.
Quien también tiene una oportunidad para hacerlo bien de nuevo será Carlos Sainz. El madrileño de Toro Rosso completó una gran carrera sobre el asfalto del Circuit de Catalunya y espera con ansias esta carrera monegasca, la cual no deja de ser una fecha importantísima en el calendario para todos aquellos pilotos que no disponen de un potencial mecánico supremo y que esperan que entre el Casino, el puerto y la Rascasse, puedan acercarse, sino superar, a los grandes coches de la actualidad.
Fernando Alonso, quién ya sabe que Honda no evolucionará su motor para este Gran Premio, también forma parte de este club de los optimistas, y cree que tanto él como su compañero de equipo en Mclaren, Jenson Button, pueden meterse en la Q3 y acabar el domingo en la zona de los puntos.