Desde antes del comienzo de la temporada se preveía un año complicado para la histórica y legendaria escudería Mclaren. Uno de los equipos más laureados de la Fórmula 1 volvía a utilizar motores Honda para recordar aquellos años magníficos de finales de los ochenta y principios de los noventa.
A pesar de que las expectativas para el primer año no eran muy altas, poca gente esperaba que iba a ser tan pobre este 2015 en cuanto a resultados. Los problemas parece que se multiplican y este último Gran Premio de Bélgica lo ha vuelto a reflejar.
Antes de llegar a las tierras valonas donde se encuentra el circuito de Spa-Francorchamps, se hablaba de una mejora en el motor Honda que podría acercar desde la lejanía a Mclaren a los puestos. Pero desde el comienzo del fin de semana se pudo observar que eso no se iba a producir.
El resultado fue que tanto Fernando Alonso como Jenson Button salieron desde las últimas dos plazas de la parrilla de cara a la carrera. Durante la misma avanzaron puestos conforme abandonaban alguno de sus contrincantes, pero sin opción real de pelear por puntos siquiera.
Lo que parece más grave es la posible división que pudiera existir entre los japoneses de Honda y los ingleses de Woking, lugar donde se encuentra la casa de Mclaren. Yasuhisa Arai, máximo representante de Honda en Fórmula 1 quiso quitar responsabilidad a la marca japonesa del pobre rendimiento del monoplaza e indicó que la falta de efectividad aerodinámica impide que se vean los resultados en la pista.
Y en todo este embrollo se encuentra Fernando Alonso, bicampeón del mundo que ve como sus opciones de volver a hacerse con el título se reducen en el tiempo. De momento los mensajes que ha dado siempre han sido positivos, incluso en el Gran Premio de Bélgica donde aseguró que, “se están dando los pasos adecuados para el próximo año”.