No es habitual hacer autocrítica dentro del taxi y mucho menos hacerlo en público. No obstante, para Miguel Ruano, presidente de la Federación Andaluza del Taxi, FAAT, y vicepresidente de Fedetaxi, es “imprescindible” que el sector se revise de dentro afuera, y viceversa, para “avanzar y mejorar”.
Gaceta del Taxi.- Su ponencia durante la conferencia “Retos del taxi en España” fue muy aplaudida a pesar de ser bastante autocrítico con su sector. ¿Cree que el taxi necesitaba un baño de realidad?
Miguel Ruano.- Entiendo que sí, que es imprescindible hacer autocrítica, porque sin autocrítica no vamos a avanzar ni por supuesto vamos a asegurar el futuro de nuestro sector. No podemos seguir trabajando sin cambiar y pensando que los clientes son nuestros y que el que tiene que coger un taxi lo va a coger sí o sí. El que se postule en esa posición no solo está equivocado, sino que además le está haciendo un gran daño al sector.
G.T.- En su ponencia habló de mejorar la imagen y presentó el decálogo de buenas maneras que han elaborado en la Federación Andaluza. ¿Es suficiente con un libro?
M.R.- Sabemos que se trata de una cuestión personal seguir o no nuestras pautas. Queda muy bien hacer un manual de buenas prácticas, preparar un video y presentarlo en una ponencia, pero lo fundamental es trabajarlo día a día y erradicar ciertos tópicos, algunos fundados, otros no, que se aplican al sector desde tiempos inmemorables, principalmente en un momento como este, con una fuerte competencia.
G.T.- ¿Cuál es el error más grave, a su juicio, que comete actualmente el sector?
M.R.- La falta de calidad, fundamentalmente. Es cierto que hay una serie de tópicos que salen frecuentemente, entre amigos, en una cena.... Hay algunos que no están fundados y que se deben al propio desconocimiento del sector, como por ejemplo que si un taxista da más vueltas o menos vueltas. En estos casos, lo correcto es preguntar, ofrecerle la información al usuario, a pesar de que a veces nos encontramos con respuestas bastante desagradables.
G.T.- Ha hablado de la falta de calidad en el servicio como principal problema del sector. ¿Cómo puede corregirse?
M.R.- Tenemos que ser conscientes de que transportamos personas, no transportamos mercancía. Hay que tratar al usuario exactamente como querríamos que nos trataran a nosotros, teniendo en cuenta que lo que ocurre en tu taxi puede afectar al resto del colectivo. Si nos aplicamos esta máxima, creo que habremos avanzado mucho camino.
Hay que tener en cuenta que nuestros usuarios están un tiempo medio que, dependiendo de la ciudad, puede ser de 15 o 20 minutos en un taxi y que ese tiempo tiene que ser el más agradable posible. Igual no es necesario llevar botellas de agua, pero sí que se den las circunstancias para que el viaje sea un buen recuerdo para el usuario.Por ejemplo se deben evitar temas religiosos, políticos, se debe aceptar de buen grado el pago con tarjeta. En definitiva, mostrar una actitud cordial sabiendo adaptarse a los nuevos tiempos.
G.T.- La calidad va asociada directamente con la imagen. ¿Es adecuada la imagen del taxi?
M.R.- Es mejorable, tanto a nivel del vehículo como personal. Se puede dotar el taxi de algunos medios que apenas son costosos pero que pueden ser un extra al usuario, como llevar un cargador a disposición del cliente. Y por supuesto el cobro con tarjeta debe ser obligatorio en el 100% de los municipios españoles, como se ha hecho en Madrid, Barcelona, Valencia, Córdoba o Málaga. Es una moneda tan válida como el pago en efectivo y no es discutible su uso en ninguna actividad, ni siquiera en el sector del taxi.
También hay que olvidarse de algunas prácticas en los vehículos que son de los años 60, por ejemplo llevar las jarapas que algunos tienen en los asientos traseros, que están sucias y dan una imagen pésima.
Corregir esto debe pasar por las administraciones públicas pero también por los representantes de las asociaciones. Y para conseguirlo haría falta es lo que no es posible, que pudiéramos controlar los taxis como si fuésemos una empresa, revisando cada mañana el estado en el que se encuentra el vehículo. No obstante, en cada asamblea anual mejorar la imagen debe presentarse como un reto, incluso siendo conscientes de que puede ser una cuestión impopular y puede costarte el cargo.
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