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09/03/2018 13:27:49 - Gaceta del Taxi

“Si el chico me dice ‘esto es un asalto’, yo se lo doy todo, no me lo pienso”


Cuando Marcos subió a su taxi aquel 27 de enero y salió a trabajar no se podía imaginar que horas después estaría en la cama de un hospital tras sufrir una brutal agresión. Su rápida reacción le salvó la vida y a día de hoy se recupera de sus lesiones. Hablamos con él semanas después de que un joven de 20 años le asestara varias puñaladas sin mediar palabra. Un ataque que, a pesar de la violencia, no le ha quitado las ganas de volver a ejercer como taxista, profesión en la que lleva apenas 3 meses.

 

Marcos tiene 38 años y es originario de Perú. Habla tranquilo al otro lado del teléfono y nada haría pensar que estamos hablando con una persona que ha estado al borde de la muerte. “Por milímetros”, según fuentes policiales, el cuchillo no seccionó la vena yugular y la arteria carótida. Marcos ha sobrevivido a un brutal ataque que le sobrevino cuando solo llevaba tres meses en el sector del taxi. Él se lo toma con calma, incluso con algo de humor. Su principal objetivo ahora es recuperarse cuanto antes, “ya empiezo a estar algo aburrido” nos confiesa, pero los médicos le recomiendan paciencia. Que evite los esfuerzos, que procure andar poco. 

 

Recordamos con él lo que sucedió aquella fatídica noche en la que dos jóvenes veinteañeros, uno español, otro de un país latinoamericano sin definir, se subieron a su coche de madrugada. Volvían de fiesta, algo bebidos. Uno de ellos se durmió durante el trayecto. Todo era normal, ninguna señal de alerta. Hasta que Marcos preguntó dónde dejarles. Se encontraban en Móstoles, un municipio al sur de Madrid, y justo cuando comenzó a reducir la marcha, notó cómo el joven que llevaba detrás, le apuñalaba en el cuello. Después, otro golpe, y no lo dudó. Aceleró y estampó el vehículo contra un cubo de basura y otro coche que se encontraba estacionado. Esa reacción fue, seguramente, la que le salvó la vida.

 

Hablamos con Marcos por teléfono y, respetando su derecho a la intimidad y a la imagen, omitimos sus apellidos y su fotografía. Lo primero, trasladarle desde esta revista nuestro apoyo y cariño. Lo segundo, preguntarle como se encuentra en estos momentos.

 

Gaceta del Taxi.- Tenemos entendido que le han dado ya el alta hospitalaria, ¿cómo está? 

 

Marcos.- Ahora mismo estoy evolucionando bien, han terminado de quitarme los puntos, pero me ha recomendado descanse. Que evite caminar mucho porque se me inflama esa parte del cuello y me ha dicho que descanse un poco más, cosa de la que, en verdad, estoy bastante aburrido. Todavía no sé cuánto tiempo estaré de baja. Los golpes que he tenido, si bien es cierto que no han comprometido ningún órgano o vena importante, sí me han dañado un nervio. Pero por lo demás no me queda otra que descansar.

 

G.T.- Llevaba poco tiempo en el sector y ahora esto. ¿Había vivido una situación de inseguridad antes?

 

Marcos.- Llevaba tres meses y hasta ese momento nunca me había sentido inseguro. De hecho, siempre le comentaba a los clientes que era nuevo y la gente siempre ha sido muy amable conmigo. Mi cuñado es taxista y siempre he tenido curiosidad por esta profesión. Veía que él estaba cómodo en su trabajo y me animé, me saqué la cartilla y en ese mismo sitio encontré trabajo. Solo trabajo de noche los fines de semana, pero el resto de los días que trabajo tengo un horario normal, de día principalmente. Entre otras cosas, para poder estar con la familia.

 

G.T.- Después de lo sucedido, ¿tiene miedo a volver a sentarse al volante de un taxi?

 

Marcos.- Me ha pasado a mí, pero le podría haber pasado a cualquier persona. No tengo problema en volver al taxi, porque el temor y la inseguridad siempre está. En cuanto el médico me de el alta, yo voy a volver a trabajar, lo tengo claro. 

 

G.T.- Sin necesidad de entrar en detalles, ¿en qué pensaba cuándo decide empotrar su taxi? 

 

Marcos.- Cuando empezó a atacarme el chaval que iba justo detrás de mí no soy consciente de lo que está pasando. Notaba que tenía algo en el cuello, pero no sentía ni dolor. Pero cuando veo que hace un movimiento de cerrar y le sujeto la mano, decido frenar, pero como veo que quiere seguir haciéndome daño tomo la decisión de acelerar y chocar, porque sabía que estaba sin cinturón y pensé que al chocar perdería el equilibrio. Y creo que esa fue la acción que me salvó la vida. 

 

El cinturón hace su trabajo, y cuando estrello el coche el cinturón se ajusta y cuando intento quitármelo, no responde. Así que me quedo atrapado, e intento deslizarme por debajo del cinturón y quedo sentado en el suelo. Y es ahí donde el chico me apuñala por el lado izquierdo. Y siento que también lo hace por la espalda, pero al final gracias a toda la ropa que llevas encima ahora en invierno se amortigua la puñalada. Y es ahí, que yo ya empiezo a gritar, cuando el agresor ve que ya no le queda más tiempo y decide irse con el robo. 

 

G.T.- Sale a duras penas del vehículo y comienza a gritar, ¿tarda mucho en recibir las primeras ayudas? 

 

Marcos.- Lo primero que intentas es reaccionar lo más calmadamente posible, y te quedas solo, en plena calle, después de que este chico se hubiera llevado todo lo que pudo, el dinero de la recaudación, pero también el teléfono móvil. El silencio es total a esas horas, piensas en tu vida, en tu familia, y empecé a gritar, pero como la gente no salía llegué a pensar que no se me escuchaba, porque no sabía cuál era la gravedad de la situación, de mis heridas en el cuello. Entré al coche, empecé a tocar el claxon, a hacer todo el ruido posible y ya sí empezaron a asomarse los vecinos a auxiliarme. 

 

Fueron ellos los que llamaron a la policía y tengo que decir que fueron muy amables, estuvieron muy pendientes de mí. Yo estaba temblando, por el frío pero también por los nervios, y me prestaron una manta y estuvieron allí conmigo. 

 

PUEDES LEER LA ENTREVISTA COMPLETA EN NUESTRO NÚMERO DE MARZO










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