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Carreras gratis para los que más sufren
Cuando se aprecia el dolor de la enfermedad de primera mano, en muchas ocasiones, nos replanteamos la dificultad que tienen ciertas personas de seguir hacia delante. Entonces, sale el lado más humanitario del hombre que decide aportar desinteresadamente un granito de arena para, si no mitigar, hacer más llevadero ese dolor.
Eso es precisamente lo que desde hace dos años hacen los Taxistas Voluntarios del Hospital de Sant Joan de Deu de Barcelona con los niños más pequeños: ayudar a que cada día reciban un tratamiento médico que les permita continuar con su vida.
Un buen día de hace hoy casi dos años, un taxista de la Ciudad de Condal trasladaba a una niña enferma acompañada de su familia hacia su hogar. Al hablar con ellos durante el trayecto, el profesional se percató de que se trataba de una familia muy humilde y en situación de exclusión social. Dadas las circunstancias, el profesional, en un gesto de gran ejemplaridad, decidió no cobrar ni un solo céntimo de esa carrera a la familia de la paciente.
Pero su gesto solidario no se frenó, por suerte, en ese trayecto. Al día siguiente, durante su día libre, cogió su vehículo y se presentó a las puertas del Hospital de Sant Joan de Deu para ofertarse como conductor y poder así, trasladar de forma gratuita a pacientes que lo necesitasen.
Aunque el profesional del taxi en ese momento no se diera cuenta, desde ese instante se germinó un grupo de voluntarios que aportan, cada día, una pizca de solidaridad necesaria para crear, como ellos dicen, “un mundo mejor”.
A partir de entonces, poco a poco, más y más taxistas -hombres y mujeres- se sumaron a esa iniciativa, formándose esa sección de Taxistas Voluntarios. “Hoy en día, la sección la conformamos unos cuarenta taxistas”, nos comenta Segismundo Serra, uno de los profesionales involucrados en este maravilloso proyecto que atendió a la llamada de La Gaceta del Taxi.
“La mayoría de los pacientes que trasladamos son niños que tienen que hacer una rehabilitación diaria”, explica Serra. Al tener que trasladarse cada día hacia el centro médico, el coste económico para muchas familias de estos niños es imposible de soportar. Y ahí es donde entra en acción la enorme labor que llevan a cabo nuestros protagonistas. “Si no fuera por este tipo de traslados que realizamos, muchos no podrían acudir a sus sesiones de rehabilitación”, incide Serra.
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