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27/04/2020 03:19:09 - Gaceta del Taxi

OPINIÓN: Unidad y mente fría


Unidad y mente fría

Daniel Díaz

Escritor y taxista madrileño

 

Ser adulto es condición inherente al paso del tiempo, pero comportarse como tal ya es otro asunto. En estas largas semanas de confinamiento he sido partícipe de la felicidad doméstica de mi hija de 5 años. Si bien es cierto que los niños son capaces de amoldarse a cualquier circunstancia, es labor del adulto protegerlos e infundir normalidad, máxime si el mundo en derredor se resquebraja. Escribo estas líneas a primeros de abril. Mi taxi lleva más de tres semanas parado en el garaje y seguirá sin facturar por tiempo indefinido, al igual que millares de taxis lo largo y ancho del virulento mundo. Otros muchos, por cuestiones económicas o por simple y honda vocación de servicio público, siguen en la calle, jugándose con ello la salud y el contagio de los suyos. Con todo y con esto me atrevo a decir que todos, tanto los confinados como los que optaron por dar servicio, compartimos una misma preocupación que, me temo, irá en aumento. Según los analistas la salida de esta crisis se antoja aún más dura que aquella del 2008. Y con un serio agravante para el taxi, añado yo. En la crisis de la década pasada que, cabe recordar, duró años y en cierto modo nunca acabó del todo, aún no contábamos con un vergonzante cerro de coches negros usurpando una labor que, por derecho, y con la ley en la mano, siempre le ha correspondido al taxi.

 

En lo sucesivo iremos viendo hasta qué punto los políticos al mando serán capaces de asumir el delirio de habernos colado con nocturnidad y alevosía decenas de miles de VTCs colapsando nuestras calles. Veremos también en qué grado habrá calado en la conciencia social la importancia de tributar en el país donde se opera respecto al uso de plataformas disruptivas con sede en paraísos fiscales. Y veremos, además, si nuestros representantes del taxi merecerán el apoyo de todos y cada uno de sus taxistas representados. Veremos si esos que hablan en boca del taxi acuden a las llamadas de ayuntamientos, autonomías o ministerios entonando una sola voz y no como hasta ahora, que de tantas voces sólo han conseguido propagar un ruido inaceptable. Y veremos si el taxista de a pie habrá tomado conciencia real de lo importante que es prestar un servicio impecable.

 

Ahora más que nunca tendremos que escuchar y analizar con atención las demandas de la ciudadanía y actuar, por mucho que a algunos les pese, en consecuencia. Vienen tiempos muy duros y no podemos permitirnos actuar con socarronería sin mirar más allá de nuestro ombligo. Sabemos que en los últimos años el inversor ha puesto el ojo y y miles de millones en el pastel de la movilidad urbana y sabemos que, a pesar de esto, aún seguimos vivos. Huelga decir que el taxi sigue contando con una serie de ventajas competitivas inviables para el resto. A saber: Paradas a pie de calle, mano alzada (inmediatez), carriles exclusivos, tarifas invariables con independencia de la demanda, profesionalidad acreditada y apenas intermediarios. Si existe un negocio inviable y de estructura ruinosa no es precisamente el nuestro, sino aquel que cada euro ingresado ha de repartirse en demasiadas partes. Pero para imponer y demostrar lo que somos, tendremos primero que buscar soluciones urgentes que pasen por salvar la viabilidad del taxi en su conjunto. Hemos de comer y también, a ser posible, evitar ser esclavos de nuestro negocio. Habrá por tanto que tomar medidas drásticas de supervivencia en lo que dure el temporal. Primero, ser rentables y después, todo lo demás. En resumen: comportarnos de una vez como adultos.










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