Imagen de la puerta de un taxi arrastrado por el agua en Catarroja (Valencia). Ismael Arráez.
“Hace falta mucha gente para ayudarnos. Tendría que haber 500 militares en cada pueblo. En Catarroja, metes 500 efectivos y te quedas corto”. Así de contundente nos traslada Ismael Arráez, presidente de la Asociación Gremial del Taxi de Valencia, la situación que viven, seis días después de la DANA, los vecinos de la localidad valenciana de Catarroja, uno de los lugares más afectados por la catástrofe.
El representante de los taxistas asegura estar prácticamente incomunicado en dicho municipio desde el martes, el día que ocurrió la brutal crecida que se ha llevado por delante prácticamente todo su pueblo. “Estamos limpiando, cansados, con olor a fango, a gasolina, a podrido, con filas y filas de coches amontonados por todos lados”, asegura Arráez.
Con respecto a cómo ha podido afectar la DANA al taxi, el representante sectorial se muestra pesimista. “En solo diez o quince manzanas he visto mucho taxi. No puedo desplazarme más. ¿Qué puede haber en toda L´Horta Sud? Pues seguramente más de 300 taxis han caído. Fácil. Y en base a la información que nos transmiten los compañeros, esperemos que no sean más”, lamenta el presidente de Gremial Valencia.
Por el momento se desconocen noticias más drásticas que afecten a la vida de compañeros, pero también nos manifiesta Arráez que “faltan muchos garajes por vaciar”. “Las comunicaciones están fallando mucho, apenas me he podido poner en contacto con ustedes. Las llamadas donde puedes hacer, paras y si no hay interrupciones las haces. La luz va y viene, no tenemos gas, no tenemos nada. Estamos como en una guerra”, sentencia.
Profundamente agradecido por la caravana de taxistas que mañana se dirige a su tierra, aunque no a su municipio donde se encuentra, Arráez también explica que desde Gremial Valencia se han sumado a la iniciativa de la Mesa de Compensación para ayudar económicamente a los taxistas afectados.
En cuanto a los ánimos seis días después de la DANA, refleja el sentir de hartazgo de todos sus vecinos. “Ayer empezaron los efectivos. Pero quien nos está ayudando de verdad es la gente, nos traen agua, bocadillos, leche, botas de agua, etc. Hoy ya se empieza a ver algo, pero por ejemplo, por contextualizar, desde donde os hablo hay una caravana que se prendió fuego el día de la riada dentro de un garaje y no hay narices de llevársela. En esta calle desde la que os hablo, que habrá 10 o 12 patios, hay más de 50 coches apilados”, explica Arráez, que pese a todo agradece poder estar vivo. “En el centro de Catarroja, en la zona de las Barracas, todavía no va nadie y nosotros no podemos porque no podemos dejar lo nuestro”, lamenta este cansado taxista, vecino de Catarroja, ante el infierno que están viviendo desde el martes.
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