En Barcelona y Área Metropolitana, desde el 1 de enero de este año ya es obligatorio que todos los taxis incorporen datáfono o TPV a sus vehículos Para el Institut Metropolità del Taxi, la incorporación de este lector incide especialmente en la calidad del servicio, en la seguridad del usuario y también en la del propio profesional, que llevará en su vehículo menos dinero en efectivo, reduciendo así las posibilidades de atracos o hurtos. Además, según informaban, eran muchos los usuarios del taxi y turistas que requerían un servicio “universal”.
Una de las organizaciones que en su día aprobó dicha medida fue la Unió Intercomarcal de Barcelona del STAC, presidida a día de hoy por Carlos Fernández. Para él se trata de una medida “muy positiva para el sector”, si bien insiste en que llega algo tarde. “Nosotros lo solicitamos hace un par de años, pero bueno, más vale tarde que nunca”. Señala desde el STAC que el uso de las tarjetas de crédito está cada vez más extendido y que ellos han notado un “ligero incremento” en su utilización, si bien descarta que a corto plazo vaya a imponerse sobre el dinero en efectivo, sí cree que los usuarios agradecerán una medida que les pone un poco más fácil poder subirse a un taxi. “Cada vez es un pago más demandado por los usuarios, además están pendientes de saber cuándo será obligatorio y nos preguntan, porque hay muchos que prefieren este sistema de pago que el efectivo”. En su opinión la obligatoriedad de llevar un lector de tarjetas ayudará al sector a ser más competitivo, ya que sus principales competidores permiten este tipo de pago sin problemas.
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Esa misma idea es la que nos han trasladado desde la Asociación Empresarial. Su presidenta Carmen de Tienda califica como “absolutamente positiva” la medida, aunque lamenta que no se haya tomado antes. “Que todos lleven TPV nos ayuda a competir en igualdad de condiciones con otros operadores legales que estaban surgiendo”, ha explicado a nuestro medio. Además, cree que cuando un usuario pide taxi a través de app “es de cajón” que el usuario pueda pagar con tarjeta. Para la presidenta de la Empresarial, es “evidente” que el usuario tiene derecho a pagar “en cualquier medio legal” porque, en su opinión, en los próximos años nadie llevará efectivo encima. En su opinión, la medida debería haberse incorporado al sector hace años, porque “el taxi tiene que entrar en el siglo XXI”. “Cualquier persona normal sale a pasear, no lleva efectivo pero necesita un taxi y paga con tarjeta, pero hasta ahora no podía” e insiste en que en 2016 “no tiene sentido que no te dejen pagar el taxi con tarjeta cuando puedes pagar cualquier cosa en cualquier comercio”.
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Los más críticos
Por su parte, ni Élite Barcelona y Agrupació Taxi Companys se han mostrado al 100% de acuerdo con la medida, si bien es cierto que la califican como positiva. Para Alberto Álvarez, de Élite, la forma en la que se ha llevado a cabo “no es la más correcta”. “Al estar al lado del taxista de a pie, sabemos que hay muchos que tienen problemas económicos y se tenían que haber buscado soluciones para este tipo de taxista”, explica Álvarez, quien hace hincapié en que desde la administración se debería de haber negociado con entidades bancarias, “sobre todo por el asunto de las comisiones”. A pesar de esa circunstancia, Álvarez recuerda que los bancos “van a ganar muchísimo dinero con esto”, desde Élite Barcelona consideran que ésta es una “medida indispensable en los tiempos que corren para el taxi”. “El taxi debe llevar pago con tarjeta porque estamos en 2017 y es imprescindible, pero todo esto se ha gestionado muy mal por parte de la administración y de la antigua Taula Técnica”, critica el portavoz de Élite.
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Por su parte, Luis López, presidente de la Agrupación Taxi Companys es quien ha mostrado una clara oposición contraria a esta imposición por parte de la administración. “Como siempre, la administración no ha hecho bien las cosas”, ha
manifestado a nuestro medio. “No creo que haya muchos comercios o negocios donde se obligue al cobro con tarjeta”, critica López, quien matiza que desde ATC no están en contra de la modernización del sector y la implantación del TPV, pero no acepta la imposición que se ha hecho desde el IMET. Desde ATC no niegan la evidencia de que “todos los servicios que se puedan ofrecer de más a los usuarios son buenas y además suponen un avance”, pero sí tienen claro que “cuando se obliga a algo, quien acaba pagando siempre las consecuencias es el obligado, en este caso, el taxista”.
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