El infierno tendrá que esperar

Aunque los más pesimistas den al taxi por muerto, nosotros hemos presenciado hasta su velatorio, lo cierto es que el sector está muy vivo.  Y con fuerzas, muchas, para continuar peleando con uñas y dientes por su futuro. En los últimos años ha salido reiteradamente a la calle para reivindicar sus derechos en materias normativas, legislativas...etc. Y ahora toca combatir contra otros enemigos con los que no se contaba: el propio gobierno. 

 

Todo el mundo quiere un trozo del pastel, desde las nuevas plataformas online de transporte del otro lado del océano hasta los vehículos de alquiler con conductor pasando por las instituciones de la competencia. Pero, y ahí está el truco, no quieren hacerlo con el taxi ni con las normas que ya existen. Por ello los poderosos económicamente hablando presionan a los gobiernos para crear leyes ad hoc y eliminar las regulaciones del sector.  Competencia ya ha hecho llegar  los primeros requerimientos a los ayuntamientos para que eliminen artículos que, en su opinión, frenan el libre mercado. Todos ellos, ¡qué casualidad!, referentes a la regulación al acceso,  al establecimiento de tarifas y al número de licencias. Córdoba y Málaga han sido las primeras,  pero nos tememos, igual que quienes se manifestaron el pasado 11S, que no serán las únicas.  

 

Como decíamos, no es el único problema al que se enfrenta el taxi en esta “vuelta al cole”. La modificación del ROTT, que se espera para antes del fin de la legislatura, también está complicándose. Además, el propio sector no se pone de acuerdo en si es bueno o malo el nuevo documento. Lo que sí está claro es que algo cambió, para mal, en diciembre de 2009 cuando se aprobó la Ley Ómnibus y su artículo 21. Desde entonces el número de VTCs no ha dejado de crecer y la proporcionalidad 1/30 es ya algo del pasado. El pulso entre las fuerzas, no ha hecho más que empezar y mientras tanto, todos en el limbo.