Rutas para alcanzar cimas imposibles
Con la llegada de los años noventa, apareció en España una novedosa y hasta entonces desconocida forma de divertirse en las montañas: las vías ferratas. Éstas, con gran tradición en los montes Dolomitas italianos, han ido creando cada vez más expectación entre los amantes del senderismo que también quieren iniciarse en el mundo de la escalada.
Pero estos caminos equipados por las montañas que comenzaron a crearse en los Alpes austriacos a mediados del siglo
XIX, no se hicieron con motivo de diversión. La consolidación de las vías ferratas coincide con el estallido de la Primera Guerra Mundial, que hace que se instauren en el Macizo de la Marmolada (Dolomitas Italianos), una serie de elementos en las paredes de las montañas para que los soldados se movieran más rápidamente y vigilaran las incursiones enemigas.
Hoy en día, una vía ferrata es un itinerario, el cual puede ser vertical u horizontal, y que está equipado con material diverso colocado en las paredes de las montañas como pueden ser clavos, grapas, pasamanos, cadenas, etc. En definitiva, está compuesto de distintos elementos que ayudan al aventurero a superar la vía, puesto que están concebidas para que puedan ser alcanzadas por todo tipo de personas. Además, todo el itinerario está provisto de un cable de acero a los que se enganchan los arneses que han de tener de manera obligatoria un disipador de energía. Este último elemento es obligatorio a la hora de hacer esta aventura, puesto que amortigua el golpe en caso de caída. Vitales también son el uso del casco y de una ropa y calzado apto.
En España actualmente se pueden contar más de cien vías ferratas por toda la geografía nacional. La primera de ellas se equipó en Montserrat, conocida bajo el nombre de la Teresina, que fue instalada en 1993 por el pionero en este tipo de vertiginosos caminos en nuestro país, Antonio García Picazo.
Cala del Molí
La mayor parte de las vías ferratas que hay en nuestro país se encuentran en Cataluña, aunque también abundan en el Pirineo Aragonés y en el País Vasco. En territorio catalán, junto a la Costa Brava se encuentra la de Cala del Molí, una de las pocas en el mundo que transcurre junto al mar y que se ha convertido en una de las más populares de la zona. El pueblo al que se deben dirigir aquellos que quieran superarla es San Feliu de Guixols.
Vía de Sobrón
En el término de Sobrón, junto a la cuenca del río Ebro y en zona limítrofe con Castilla y León, se encuentra una de las pocas vías ferratas que hay actualmente en la provincia de Álava y una de las más destacadas de todo el País Vasco. En total son 550 metros de vía con varias subidas y bajadas y que presenta diferentes niveles de dificultad dependiendo del tipo de experiencia que se tenga.
Las más difíciles del mundo
En España, concretamente en Gran Canaria, se encuentra una de las vías ferratas más difíciles del mundo. En el Parque Natural de Tamadaba, la vía de La Guagua presenta un fantástico recorrido sobre roca volcánica con unas vistas espectaculares. Son 7.500 metros de itinerario que requieren un esfuerzo y habilidad técnica altísima.Fuera de nuestro país, también son conocidas por su extrema dureza la de Monte Kinabalu, en la Isla de Borneo, que es la más alta del mundo; la de Rocca Senghi en el Valle Varaita di Bellino en Italia; y la de Ruc du Vent, en la Saboya francesa.